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    Con quince años recién cumplidos, Matteo ya no saltaba y reía pero la montaña seguía siendo su lugar favorito, la visitaba muy seguido e iba a llevarle flores a su madre. Ahora vivía en el pueblo con su tía.

 

Isabella: ¡Matteo despierta tienes que ir a la panadería de Don Carlo! Vamos que también se te hace tarde para la escuela, tienes que entregarle esas camisas a tu maestra ¡Date prisa!

 

Alessandra: Las mañanas de Matteo eran monótonas, su rutina no solía cambiar: visitar la montaña y luego ir a la escuela era cosa de todos los días, excepto por esa ocasión.

 

Matteo: Hoy no podré ir temprano a la montaña, será un martirio ir a verle la cara a tanta gente aburrida.

 

Alessandra: En el historial de asistencias de Matteo se podía notar una gran cantidad de faltas por las mañanas.

 

Ambra: ¿No me vas a visitar?

 

Matteo: No puedo hacerlo ahora, pero lo haré más tarde ¡lo juro!

 

Ambra: ¡No! de qué sirve jurar si sabemos que eres incapaz de hacer esas simples cosas.

 

Alessandra: Cuando Matteo entró a clase la maestra le advirtió que reprobaría por sus obvias faltas diarias, pero él no mostraba preocupación al respecto. Después de entregarle el encargo a su profesora se sentó a esperar que la clase empezara.

 

Ambra: ¿En serio crié a un niño tan inútil? no puedes cumplir con las clases, ni con visitarme.

 

Matteo: Perdón, juro que mejoraré.

 

Ambra: ¡Te dije que no juraras, no puedes hacer algo bien! Eres despreciable, no entiendo como tu tía te puede aguantar. Por eso no tienes amigos, mira cómo la gente te observa pareces loco.

 

Matteo: Perdón, perdón

 

Ambra: ¿Que te perdone? ¿Estás loco? ¿¡Cómo podría!?

 

Matteo: ¡PERDÓN! ¡PERDON PERDON! PERDÓNAME PERDÓNAME , VOY A CAMBIAR, VOY A SER COMO TÚ, POR FAVOR NO ME DEJES.

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Alessandra: Todas las miradas se dirigieron hacia él cuando cayó de su asiento, incluyendo la mía, su expresión tenía un claro rastro de desesperación

 

Matteo: Perdóname…

 

Alesandra: Cuando se dio cuenta de la situación en la que estaba, se levantó y salió corriendo.

 

Alessandra: “¿Quién es él? Es un poco raro ¿Tendrá algún problema en casa? Nunca lo he visto, ojalá pudiera ayudarlo”, pensaba en ese momento mientras lo veía atravesar el umbral de la puerta. Había oído algunos rumores de él, que lo golpeaban y que su padre había matado a su madre y que esa era la razón por la cual tenía una actitud tan extraña, sin embargo nunca creí en esas historias. Sabía que mis preguntas no podrían ser respondidas en ese momento, así que intenté despejar mi mente y concentrarme en la clase.

 

Matteo: Debo llegar al monte… no puedo correr tan rápido… me canso fácilmente, debo descansar.

 

Matteo: Verás que si cumplo mi promesa

 

Ambra: Veamos si puedes, la verdad nunca espero algo de ti

 

Matteo: Ya verás que si, lo hago todas las mañanas, ¿por qué dudas ahora de mi? Estoy cerca madre, llegaré pronto.

 

Ambra: Solo camina, es suficiente con que llegues tarde

 

Matteo: Realmente es un lugar hermoso madre, todos los árboles, las rocas, este lugar es perfecto.

 

Ambra: Ah, no me importa, ¿Las trajiste verdad?

 

Matteo: No pude traerte flores hoy, lo siento

 

Ambra: Problemas, vaya que si hay, era lo único en lo que no fallabas, ahora es una cosa más en la lista de tus discapacidades.

 

Matteo: Madre, tu voz… se oye… presente, sólida, fría…¡Madre! ¡Te puedo ver! No solo te oigo ¡Estás aquí!

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TELÓN

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