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 Habían pasado catorce días del mes de Enero del 50, donde todavía no existía la televisión, apenas la radio. Sonaron las campanas de María Angola mientras pasaban las horas en la iluminada Plaza de Armas así también como la María Angola. Un niño llamado Steban de unos 12 años de edad estaba en apuros porque no tenía donde dormir. Se preguntó “¿habrá una posada libre para mí?”, pero decidió ir a la catedral. Ahí en la llanura no se siente el frio. Hoy no ha cambiado nada,

Steban era huérfano, a las 10 de la noche todo el pueblo ya dormía. Las negras sombras envolvían en la gran plaza de los incas, encontrando la gran ranura y se acomodó como pudo, y se tapó con los periódicos.

​

    - Felizmente que no hace frio y ¡que misterioso!, ¡aquí no llega el viento

suavemente! -dijo. Por momentos se dejó de escuchar las campanitas del

reloj de la catedral, sonaban alegremente cuando replicaron las campanas Marian Angola dando las 12 de la noche. Steban se despertó

y dijo "¡Ah ¡es la ¡María Angola! seguro ya son las 12 de la noche. Caramba, ahora no podré dormir". Pasaron algunos minutos cuando

el viento comenzó a soplar con más fuerza, pero al mismo tiempo la catedral interiormente comenzó a iluminarse. Una música milagrosa bajó rápidamente hasta donde se encontraba, las monumentales puertas comenzaron a abrirse, “las puertas del perdón”. Luego se escucharon algunos pasos. Steban se preguntó si estaba soñando. Un señor alto, moreno con barba y una chalina en el cuello cubriéndose la garganta, empezó a salir de la catedral. Steban lo miraba incrédulo.

    - ¿Quién es? Se parece al Señor de los Temblores, pero no, que va ser, es imposible, ¿y para qué va a salir? ¿y a dónde va? Mejor le sigo -pensó Steban sin dejarse ver.

    El misterioso personaje con pasos firmes comenzó a caminar, bajó la grada y caminó hacia la calle Matará. Empezó a acercarse al Templo de Belén, pero estaba cerrado ¿Qué va hacer ahí? Pero la iglesia se estaba iluminando por dentro y las puertas se empezaron a abrir misteriosamente. "Voy a apurarme para ver que sucede". Se escondió en un rincón el niño Steban. Al aproximarse al misterioso personaje, la Virgen de Belén es entonces donde tomó vida y se bajó del altar diciendo: “Hijo mío, ¿a qué has venido? ¿qué sucede?". El Señor de los Temblores respondió: “Nada, madre, he venido a verte y saludarte.

​

    - Gracias por tu visita, pero no me engañes, ¿hay algo que quieres decir? -pregunta la madre.

    -Sí, es la última vez que nos reunimos aquí en la catedral, me pediste que no castigara a los cusqueños y así lo he hecho -respondió el Señor de los Temblores.

    -¿Han vuelto a pecar? -respondió la Virgen de Belén.

    -Sí, madre, sí, cada día peor, pero creo es necesario enviarlos un escarmiento, un escarmiento o un castigo.

    -No, no hijo, dales otra oportunidad -suplicó la Virgen.

    -Voy a enviar pestes, sequía, y también tendrán lluvias e inundaciones.

    -¡No, ten piedad de ellos!

    -Entonces será un terremoto, madre, es mi última palabra.

    -Ay, hijito, me dejas con el corazón adolorido.

    -Calma madre, es el castigo más leve.

​

El diálogo proseguía, las palabras retumbaban en la iglesia. Steban entendió que quien había salido de la catedral era el Señor de los Temblores, quien se puso de pie para salir del templo con la misma tranquilidad como había entrado. Las puertas comenzaron a cerrarse, pero Steban corrió lo más veloz que pudo, aunque tropezándose y cayendo al suelo. Es entonces cuando le dio la chalina para que pueda dormir, pero lo encontraron en la capilla durmiendo donde le detuvieron a Steban, y contó todo lo que había pasado pero ninguna persona le creía.  Entonces steban le dijo al Señor de los Temblores:

    -Quiero vivir a su lado porque estoy muerto de frío y no tengo a donde ir -suplicó el niño.

    -Está bien, irás conmigo, ven, vamos, ven a mis brazos y acomódate, duerme, Steban, hijo mío.

​

Las gigantescas puertas se cerraron, la luz divina se apagó y todo volvió a la normalidad. Al amanecer el sacristán y algunos feligreses encontraron al pie de las grandes puertas a un niño congelado. Ay, qué desgracia, un niño y está muerto, miren su sonrisa, parece un ángel, ¡pero si es el niño que encontramos durmiendo en la Capilla del Señor de los Temblores! Sí, sí, es él, ha muerto de frío, pobrecito, entonces el niño tenía razón ¡Es donde encontraron al niño junto al señor de los temblores ¡es un milagro! ¡Ha nacido un nuevo ángel!

​

​

                                                                                 TELÓN

Podcast de Microrrelato

Género: Misterio

Grado: 3ro de secundaria. 

Institución Colegio Montessori de Cusco

Curso: Arte y Cultura (Escritura y Teatro)

Fecha: Junio 2020

Autor: Diego Alejandro Aguilar 

Profesor: Santiago Antúnez de Mayolo

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Viaje a lo Desconocido, de Diego AguilarColegio Montessori Cusco
00:00 / 10:51

VIAJE A LO DESCONOCIDO

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