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El Sueño de Alan
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Género: Drama

Grado:  I Erdkinder (1ro de secundaria)

Institución Colegio Montessori de Cusco

Actividad: Escritura y Teatro (Artes y Cultura)

Fecha: 07 Abril 2021

Autores: Rania Ramírez y Sofía Cusirimay

Profesor: Santiago Antúnez de Mayolo

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El sueño de AlanRania Ramírez y Sofía Cusirimay
00:00 / 09:14

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Narrador

Alan era una conejita pequeña, ella era un poco torpe, le fascinaban las flores y las águilas. Ella quería volar ya que, cuando se sentaba admiraba a las águilas, se enfocaba en sus alas y se preguntaba qué se sentiría volar.

Su familia se lo impidió porque era una conejita, no puede volar, nació coneja y ya. Pero Alan sabía que podía porque una vez una flor hermosa le aconsejo que tome impulso para saltar, Alan la escucho y corrió, tomó un gran impulso y salto muy alto, pensó que estaba volando. 

Alan lloraba en su habitación porque nadie creía que podía volar.

​

Alan

(sollozando)

¿Por qué nadie me cree? yo sé que puedo.

 La puerta se abre. Entra su mamá.

​

Mamá:

No llores hija, tú sabes que no puedes vol…

​

Alan:

(llorando fuertemente)

¡SI PUEDO! ¡YO LO SENTÍ! ¡TU NO! ¡ERES IGUAL QUE TODOS!

​

Mamá

Tranquila, tranquila, (limpiándole las lágrimas). Ya se que quieres volar hija, pero no puedes. Somos conejos y los conejos no vuelan.

(se va de su habitación)

​

Alan

(susurrando)

¡Algún día lo lograré, se que puedo! ¿qué hora es? (se fija la hora) ¡Oh! Ya son las 10:00.  Es muy tarde y mañana tengo que ir a la casa de mi abuelita temprano.

 

Al día siguiente.

​

               Alan

(bostezo)

¿Qué hora es? (medio soñoliento) Oh! Son las 7:00, tengo una hora para alistarme.

Alan, mientras se alistaba, pensó que le podía decir a su abuelita sobre su sueño y esta le creería.

 

En la casa de la abuela

​

Abuela:

Hola Alan, que alto estas, ven pasa te preparé unas galletitas.

​

A:

Hola abu, muchas gracias.

​

Abu: ¿

¿Qué tal? ¿cómo te fue esta semana?

​

A:

Bien, ¿y tú?

​

Abu:

Un poco cansada porque me ha estado molestando mi espalda.

​

A:

Oh, eso sí es terrible. De hecho, te tengo algo importante que decir.

​

Abu:

Si dime.

​

A:

Desde hace mucho tiempo he querido volar como las águilas.

​

Abu:

(risas)

​

A:

¿Por que te ríes?

​

Abu:

¡Que buen chiste! 

​

A:

Abuela, no es un chiste  

​

Abu:

Es que no puedes, eres un conejo

​

A:

¿Por qué no me crees abuela?

​

Abu:

(suspiro)

Creo que esta pregunta se responde por sí sola.

​

A:

No entiendo abuela. ¿A qué te refieres?

​

Abu:

Bueno…. ¿ Quieres escuchar una historia?

​

A:

Ah esta bien

​

Abu:

Bueno entonces siéntate

​

A:

 Ok, abu.

​

Abu:

Hace mucho tiempo, las águilas y los conejos vivían en paz y armonía. Nos juntamos los dos animales de esa especie y decidimos coexistir en esa zona. Todo iba de maravilla, ya que las dos jefas de las diferentes regiones eran muy cercanas, pero todo lo bueno nunca dura, ¿verdad?

Fue una disputa algo tonta, la disputa era porque yo no quería que me estuvieran robando los cultivos a la gente. Bajo mi amiga y pregunto qué pasaba, le grite que sus habitantes estaban robando nuestros cultivos se ofendió y así comenzó la pelea, fue tan brutal que ella me arrancó una oreja y yo le quite un ojo.

Desde ese día los conejos y las águilas no nos llevamos bien.

​

A:

(traumada)

​

Abu:

y esa es la historia Alan.

​

A:

Mi sueño está hecho a pedazos.

​

Abu:

Así es Alan, así es la cruda realidad.

​

Abu:

Bueno mi niña tarde o temprano tenías que saber esto. Me sorprende mucho que tus padres no te hablaran sobre ello.

​

Alan:

Bueno… * se levanta del asiento* tengo que regresar a casa

Alan salió corriendo del lugar, estaba perpleja no creía lo que había escuchado. Mientras caminaba algo cayo enfrente de ella, era un águila. Su ala estaba dañada y estaba inconsciente.

​

Alan:

¡¿Q- que es esto?!

​

Samantha:

A-ayudame….

​

Alan:

¡¡¿Q- que debo hacer, me hará daño?! No, no creo está herida y si la dejo aquí no no debo bueno

(sonidos de arrastrar al águila)

te dejare en un lugar seguro nadie te podrá ver excepto yo. Adiós 

​

Samantha:

¿Q- que paso? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí?

¿Mmm? ¿¡q- que paso porque tengo el ala vendada!?

​

Alan:

Veo que ya despertaste

​

Samantha:

¡¿Q-quién eres?! 

​

Alan:

calma, no te haré daño no tienes por qué preocuparte

​

Samantha:

¿Cómo sé que no me quieres matar o algo así?

​

Alan:

¿M-matar? de que hablas soy muy pequeña y tú eres muy grande. Te ayude porque estabas herida.

​

Samantha:

Y-ya recuerdo… cuando me hallaste estaba huyendo.

​

Alan:

¿De qué?

​

Samantha:

¿De unos cazadores, pero aún no me contestaste quién eres?

​

Alan:

¡Ah! perdón soy muy distraída, soy Alan.

​

Samantha:

Alan? pero eres mujer y...

​

Alan:

Lo sé, mi nombre es extraño, pero me gusta. ¿Y tú cómo te llamas?

​

Samantha:

Me llamo Samantha

​

Alan:

Muy bien, ahora que ya conoces mi nombre y yo conozco el tuyo ya no somos extrañas, ¿verdad?

​

Samantha:

Supongo que no...

​

N:

Así pasaron los días, y el ala de Samantha fue recuperándose poco a poco Hasta que un día

​

Alan:

¡Samantha ¡Samantha! no sabes lo que tengo que contarte eh?! Samantha? Samantha? Samantha donde estas! 

​

Samantha:

Mira arriba

​

Alan:

¡Oh! que sorpresa tu- tu ala ya mejoro!

​

Samantha:

¡Si! no crees que es grandioso al fin volveré a casa! 

​

N:

Alan y Samantha se habían hecho amigas inseparables, pasaban el rato y comían juntas. Esta noticia afecta mucho a Alan ya que esta se había encariñado mucho con ella y le dolía ver a su única amiga marcharse.

​

Samantha:

¿Eh? porque no estas feliz?

​

Alan:

Es que hemos pasado por muchas juntas que me duele verte partir.

​

Samantha:

Mmmm…tienes razón hemos sido amigas desde hace mucho…. ¡tengo una idea!!

 

N:

Samantha decidió presentarles a su familia a Alan. Al parecer Samantha tampoco sabía aquella historia.

​

Samantha:

Vamos, apuesto que les vas a caer bien.

​

Alan:

No- no creo que sea así Samantha, es que tengo miedo.

​

Samantha:

¿Miedo? JA no va a pasar nada.

​

Alan:

Hay una historia sobre nuestras razas.

​

Samantha:

¿Cual?

​

Alan:

MMMMM…. no olvídalo ya no importa.

​

Samantha:

Bueno...Abuelita

(sonido de puerta abriéndose)

Abuelita adivina a quien traje

​

Abu:

Hay mi hijita si es otro de tus experimentos no quiero verlos

​

Samantha:

Nop no es eso, es mi amiga!

​

Alan:

Ho- hola 

​

Abu:

(enojada)

Tú, tú…tú

​

Samantha:

Abuela, ¿qué estás haciendo?!

​

Abu:

Algo que debí hacer hace mucho tiempo...

​

Samantha:

¡Abuela no!

​

 N:

Y así amigos fue como murió Alan. Te preguntaras por qué murió, bueno como la historia lo cuenta la abuela de Samantha recordó esa mirada de inocencia la misma mirada que tenía su mejor amiga. Decidió quitarle su miserable vida, y recuerden que la vida nunca tiene finales felices. Lo sé por experiencia… lo siento Alan mi querida amiga.

Bosquejo de la casa
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